¿En qué momento perdí el camino a
casa?
¿En qué momento partió a la
deriva mi barca?
¿Quién enjugará mis lágrimas ya
secas?
¿Quién levantará los escombros de
mis velas?
¿A dónde me llevarán estas aguas
extranjeras?
Me ahogo sumergida en sus
corrientes marinas.
Mar poderoso, de espuma
blanquecina.
No quiero ser rescatada de otro
naufragio.
Pero el naufragio me espera.
Mi cuerpo yermo será comido de
tristeza
por gusanos, gaviotas y
cangrejos.
Los caracoles se aparearán en mi
cuerpo.
Mis labios lánguidos no emitirán
más sonido,
sólo el crujir de dientes y
huesos destruidos.
¿Quién se llevará mis restos
mortuorios?
¿Serás tú, mar poderoso? ¿Será que tu amor me mate de
pena
y que el deseo carcoma mis venas?
No me dejes perderme en tu marea.
No lo hagas, aunque mi alma lo
desea.
Por mi boca entrarán medusas
y morenas
que comerán mis entrañas, ya
desechas.
Enséñame el regreso a casa aunque me aferre a tus aguas.
Mi brújula se ha perdido, el
cielo es nubarroso
y las estrellas no diviso.
Déjame bañarme en tus playas.
Déjame enterrarme en tu arena.
No me dejes de nuevo en el
naufragio.
Escúpeme de tus olas al ocaso.
La luna me arrullará con cuentos infantiles
y el manto estelar con recuerdos juveniles.
Y el mar bañará a las doncellas
de piel suave y aroma a camelias.
Yo me quedaré sólo en el recuerdo,
en agua salada se convertirá mi esqueleto.
No volveré al mar.